viernes, 24 de octubre de 2008

Caballero, Lucas. Memorias de la Guerra de los Mil Días. El Ancora Editores. Bogotá 1980

Advertencia al lector: este documento, por su naturaleza de fuente primaria; por ser la narración de un testigo de estos tiempos requiere de un tratamiento distinto que el que se le podría dar a un texto de historia contemporáneo. Su lectura exige de un análisis más riguroso, de una disecación del texto para ponerlo en su tiempo y espacio. En este sentido debe ser leído desde una postura crítica que permita extraer las particularidades del género de memorias, documentos que ocupan un importante lugar en la reconstrucción y el análisis de este suceso histórico. Con esto, quiero dejar en claro que más que una reseña que establezca el mapa de la narración, lo que se busca en esta ficha es reseñar los elementos constitutivos de este tipo de documento.

Nota Biográfica del autor: Lucas Caballero fue un reconocido político, militar y periodista nacido en Santander en 1869. Participó como General del Estado Mayor de los Ejércitos Liberales comandados por el General Benjamín Herrera, de quien fue Secretario durante el tiempo que duro la contienda. Caballero, se ocupaba de emitir los comunicados del General, y por lo tanto alcanzó a tener una innumerable cantidad de documentos, que hoy son históricos. Estas memorias fueron publicadas en el periódico El Tiempo[1] 36 años después de terminada la guerra y, como tal, son producto del recuerdo y los documentos escritos por él en el furor de la batalla. Valga aclarar, que como memorias, estas pasan por la exaltación del pensamiento humano, donde se engrandecen sus propias virtudes y se mitifican los suceso.

Resumen: el texto de Lucas Caballero esta escrito en orden cronológico: arranca narrando los días anteriores a la proclama de la guerra; cuenta las discusiones que se dieron en las reuniones clandestinas en las que se estableció la necesidad de ir a la guerra. Y por su puesto termina con los documentos y cartas con los que se decretó el fin de la guerra. En el desarrollo del texto se narran los acontecimientos vividos por el General Caballero en su campaña de Guerra. Campaña que se desenvuelve principalmente en el valle del Magdalena, Santander y Panamá, por lo que en sus paginas se encuentran las narración de las dos batallas más representativas de la ultima guerra civil de siglo XIX: Peralonso y Palonegro, también se encuentran otros enfrentamientos y escaramuzas vividos durante el transcurso del enfrentamiento armado entre los ejércitos liberales y conservadores. A su vez se encuentran algunos capítulos dedicados al valor que tuvo el General Herrera durante estos años, y esto se explica por que Caballero fue un fiel seguidor de Herrera.[2]
Revisión de contenido y análisis: El lenguaje utilizado en el texto de Caballero, es un lenguaje elaborado, claramente literario; que valiéndose de metáfora y adjetivos elabora descripciones detenidas y minuciosas. Es el lenguaje que predomina en las clases ilustradas de finales del XIX y principios del XX. No me atrevo a enmarcarlo en fechas pero, se puede situar en relación al lenguaje del romanticismo. En la transición entre el romanticismo y el modernismo. Se puede establecer una comparación con la novela de José Eustasio Rivera La vorágine, para observar las semejanzas en las que convergen. Sobra explicar que Rivera y Caballero, son contemporáneos, por lo que comparten un lenguaje intelectual.[3]

Las memorias de Caballero presentan un contexto de las circunstancias en que se da la guerra. En las que se expresan las razones que esgrimía el liberalismo para enfrentar la guerra como una opción política:

Es necesario tener en cuenta cuales eran las circunstancias de nuestro partido en esa época para apreciar y medir lo cruel e inmisericorde del régimen que lo agobiaba. (…) nuestros más gloriosos hombres habían ido al destierro. (…) los periódicos nuestros eran suspendidos y multados(..) no había una sola voz liberal en el senado (…) y así estuvo sojuzgado el partido liberal entre 1885 a 1899[4].

Pero Caballero también presenta unas razones colectivas, de carácter ideológico:

Los fenómenos sociales de ordinario tienen a la vez muchos factores concomitantes, aunque arraigan principalmente en los sentimientos de los hombres.
Guerras. Cambios de instituciones políticas, son determinadas por principios espirituales que conmueven la psicología de las multitudes.[5]

Tomemos otro aparte del libro para ilustrar la manera en que el General Caballero describe lo sucedido en el campo de batalla del famoso episodio de Palonegro:

Aquella batalla fue algo descomunal, algo inaudito. Las vidas derrochaban los combatientes sin cuidarse del instinto. Era increíble que los nervios de los nuestros resistieran 15 días de combatir de día y de noche, sin relevos, casi sin alimentación, y sin sueño (…)
La fetidez de la atmósfera, por el incontable numero de cadáveres en descomposición de seres humanos y de bestias, era tan dominante e intensa, que persistió por semanas seguidas en las mucosas nasales de los sobrevivientes. (…)
Y nuestros dos adalides principales, Herrera Y Uribe Uribe, parecían seres fabulosos para quienes la lluvia de balas por entre las cuales cruzaban fueran de entes animados que tuvieran la consigna de respetar su existencia. (…)
Nada y muy poco significaba la enorme desproporción de las fuerzas bélicas contendoras, 18.000 del gobierno, alrededor de 8.000 las liberales, porque allí no fue poesía sino realidad el sentimiento de que el numero en la lid es lo de menos, que los pocos son más cuando son buenos. Estaba por encima del deseo el levantamiento de la moral de nuestro ejército. En nuestro ejército que había sido invicto y que se sentía invencible. [6]

Lucas Caballero adjunta una gran cantidad de escritos y documentos, cartas y declaraciones, algunos partes de guerra, a través de los cuales se pude observar el desarrollo de la guerra desde las uestes del Partido Liberal, incluye la declaración de guerra, el tratado de paz. Muchas veces el general reproduce diálogos que tuvo con algún general o incluso conversaciones de que fue testigo. Algunos de los temas que atraviesan toda la narración son: el costo y el sacrificio de los ejércitos revolucionarios, las dificultades y las desventajas que tuvieron para enfrentar la guerra; el apoyo de los gobiernos liberales extranjeros, la obsesión por la consecución de armas, pertrechos, parque, buques y navíos, las operaciones de miembros del partido en otros países buscando apoyo, los largos listados de camaradas que merecen un lugar en el pedestal de la nueva patria liberal. Presenta un desarrollo de la guerra desde la perspectiva del combatiente liberal. Manifiesta lo horrores de la guerras y sobre todo los cometidos por el enemigo, describe cuidadosamente los combates. Hace recurrente mención a sus compañeros de contienda; a los muertos y a los vivos. Engrandece la figura de su jefe Benjamín Herrera e insiste en el carácter humano que siempre intento imprimirle a la guerra.

[1] Publicadas en el periódico El Tiempo del 31 de enero de 1938.
[2] Al respecto de esto, se pude observar el texto de Brenda Escobar. “La guerra de los mil días vista a través de las memorias”. EN: Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia, 1840-1902. ya que la autora hace una caracterización de las características del género de las memorias para este suceso en particular. Ver Ficha #1.
[3] Quiero hacer aquí una salvedad. Advertir sobre la dificultad teórica que implica categorizar. En este caso, utilizar las categorías de Romanticismo y Modernismo, sería motivo de una investigación hermenéutica y semiológica al texto, ejercicio que vale la pena dejar reseñado: analizar la naturaleza literaria del texto.
[4] Caballero. Opcit. Pág. 22. aquí es necesario mencionar el momento en que se escriben las memorias, ya que para la década de los 30 se da el resurgimiento del partido liberal en torno a Olaya Herrera. Por lo que hay un interés de reescribir la guerra con el fin de incorporar a la historia la perspectiva liberal. Los frutos de la guerra 30 años después.
[5] Ibíd. Pág. 19
[6] Ibíd. Pág. 60